Nada mas que la vista al cielo
Paradójicamente mi raciocinio y sensibilidad no van de la mano. Paradójicamente me he vuelto mas insensible menos inocente: una mala combinación de una amalgama cultural a la que aún critico sin amarla completamente. Una amalgama a la que conocemos como occidentalismo postmoderno. Suena ridículo, suena intelectual y todo lo demás, pero la verdad es que la verguenza de usar estos términos se ha acabado.
El correr por el deber, la carrera por ser alguien, el sentido socialista del trabajo que nos hace existir como seres de capital monetario y todo lo socialista que eso significa y el sentido comunista que este párrafo alcanza y que así como lo escribo lo odio en su misma expresión e intención, pues me he visto forzado culturalmente a alegar en pro de un comunismo al cual no le veo fundamento alguno con este discurso al que a si mismo ha llegado a un nihilismo post-guerra que evoluciona en un importaculismo latinoamericano producto de mi orígen concluyendo silenciosamente en un flamante verguero de ideas pretenciosas sobre sociedades y política, futurismos y sistematicismos, ideas o intenciones de ideas de las cuales la verdad no se hace un caldo pa sopesar el frío invierno de las miradas impertérritas de los transeúntes y así mismo estas últimas frases van de la mano con la carencia de filosofía útil que mi generación y las generaciones futuras sufren ya mismo. Una dilución del aire intelectual y los problemas de grandes.
Lo único que permanecen son infinitas relaciones espectaculares entre ideas y caballerosidades de dos mundos que han estado separados por siempre. Los bárbaros germanos y los guaches de sur américa.
A veces cuando voy hacia el laboratorio, me lleno de pensamientos que cabalgan conmigo sobre mi bicicleta y mientras evado las endijas de la calle y el andén, miro atrás en el pasado como un pozo que yace imperturbable lleno de recuerdos y eventos que ya pasaron y carecen de perturbación alguna excepto por el mismo olvido que se los traga sin yo notarlo. Muevo el agua emulsionada por el hielo del recuerdo y trato de ver allí en ese pozo inmenso de memorias que fieles a si mismas y extensas en miles de detalles (un atributo de buena memoria que le heredé a mi padre que nunca me preocupé en usar conscientemente) se desparpajan en una flor dolorosa que se expande en el espacio de la mente sin significado alguno.
Algunos días pensé que la divina providencia le daba el tono que quería, la fe que con ello acarrea los trasteos de la mente de un lado al otro y los movimientos y momentos del ánimo mientras todo pasa por en frente. Otros dias la vida simple que no duele, y la mayor parte de los dias felices simplemente no acarrean pensamientos ni deseos ni intenciones ni egos ni nada de nada mas que la vista al cielo.
Comentarios
Publicar un comentario